"We have to find room in our contemporary world view for persons,with all that that it entails; not just bodies, but persons.And that means trying to solve the problem of freedom,finding room for choice and responsibility...and trying to understand individuality"-Waking Life

sábado, 10 de noviembre de 2007

La filosofía(la de la izquierda) y el pensamiento crítico(derecha)

El pensamiento crítico se propone analizar o evaluar la estructura y consistencia de los razonamientos, particularmente opiniones o afirmaciones que la gente acepta como verdaderas en el contexto de la vida cotidiana. Tal evaluación puede basarse en la observación, en la experiencia, en el razonamiento o en el método científico. El pensamiento crítico se basa en valores intelectuales que tratan de ir más allá de las impresiones y opiniones particulares, por lo que requiere claridad, exactitud, precisión, evidencia y equidad. Tiene por tanto una vertiente analítica y otra evaluativa. Aunque emplea la lógica, intenta superar el aspecto formal de esta para poder entender y evaluar los argumentos en su contexto y dotar de herramientas intelectuales para distinguir lo razonable de lo no razonable, lo verdadero de lo falso.

El pensamiento crítico se encuentra muy ligado al escepticismo y al estudio y detección de las falacias.

El pensamiento crítico es un proceso mediante el cual se usa el conocimiento y la inteligencia para llegar, de forma efectiva, a la posición más razonable y justificada sobre un tema, y en la cual se procura identificar y superar las numerosas barreras u obstáculos que los prejuicios o sesgos introducen.

No todo el mundo valora la necesidad de un razonamiento crítico. Con frecuencia, ser metódicamente objetivo es visto como algo frío, estéril y aburrido sobre todo para los que siguen políticas del estilo "Tened fe y dejad que vuestros sentimientos os guíen a la verdad" o "No dejes que los hechos o detalles interrumpan el camino hacia una historia interesante". Esto es así porque hoy en día muchos sobreviven justamente de la manipulación y de la llamada a las necesidades primarias del ser humano. Véase Pirámide de Maslow. Sin embargo, cuando la verdad es requerida no se puede caer en las falacias o en lo que nos gustaría creer para protegernos porque la verdad de aquel que gusta del razonamiento crítico es preferible a una mentira feliz.

La inteligencia y el conocimiento que se posea no implica forzosamente que se pueda tener un razonamiento o pensamiento crítico. Hasta el mayor de los genios puede tener las más irracionales creencias o las más disparatadas opiniones. La teoría acerca del pensamiento crítico, trata sobre cómo se debería usar la inteligencia y el conocimiento para alcanzar puntos de vista más racionales y objetivos con los datos que se poseen. Opiniones y creencias basadas en un razonamiento crítico pueden estar mejor cimentadas comparadas con aquellas formuladas a través de procesos menos racionales. Al mismo tiempo, los buenos pensadores críticos están normalmente mejor equipados para realizar decisiones y resolver problemas comparados con aquellos que carecen de esta habilidad aprendida.

El razonamiento crítico también es más que pensar lógicamente o analíticamente. También se trata de pensar de forma más racional y objetiva. Existe una importante diferencia. Lógica y análisis son esencialmente conceptos filosóficos y matemáticos respectivamente, mientras que el pensar racionalmente y objetivamente son conceptos más amplios que abrazan los campos de la psicología y la sociología que tratan de explicar los complejos efectos de los demás sobre nuestros propios procesos mentales.

Adoptar la actitud de un pensador crítico
El primer paso para llegar a ser un hábil y diestro pensador crítico es desarrollar una actitud que permita la entrada de más información y permita detenernos a pensar. Estas actitudes señalan las siguientes características:

Características
1) Mente abierta
2) Escepticismo sano
3) Humildad intelectual
4) Libertad de pensamiento
5) Una alta motivación
Las primeras dos características pueden parecer contradictorias, pero no lo son. El pensador crítico debe querer investigar puntos de vista diferentes por si mismo, pero al mismo tiempo reconocer cuando dudar de los méritos de sus propias investigaciones. No debería ser ni dogmático, doctrinal o ortodoxo ni ingenuo o crédulo. Se trata de examinar el mayor número de ideas y puntos de vista diferentes, darle la oportunidad de ser escuchadas hasta el fondo y luego razonar cuales son los puntos buenos y malos de cada uno de los lados. Aceptar el hecho de que podamos estar equivocados una vez los argumentos estén sobre la mesa y mantener el objetivo final de conseguir la verdad o lo más cercano a ésta que la información que hemos dejado entrar o se nos ha presentado nos permite. Demasiado escepticismo conducirá a la paranoia y a ideas de conspiración, nos llevará a dudar de todo y al final no conseguir nada, mientras que creer todo sin un juicio o mediante el prejuicio o sesgo cognitivo básico de nuestro cerebro nos llevará a ser un público voluble.

Tener humildad intelectual significa poder ser capaz de dar una oportunidad a las opiniones y nuevas evidencias o argumentos incluso si dichas pruebas o indagaciones nos llevan a descubrir defectos en nuestras propias creencias. Véase Método socrático El pensador crítico debe poder ser independiente y ser un libre pensador. Es decir, no depender o tener miedo a indagar sobre algo que pueda perjudicarlo en demasía. Las presiones sociales a la estandarización y al conformismo pueden llegar a hacernos caer en la comodidad o en el propio deseo de creer o pertenencia al grupo. Esto puede ser muy difícil o casi imposible para algunos. Uno debe preguntarse si el miedo a represalias simplemente al que dirán motiva nuestras propias opiniones o creencias y si es así tener la fuerza para al menos temporalmente acallarlas hasta que se tenga la libertad de realizar una objetiva y detallada evaluación de la misma. Finalmente, se debe tener una natural curiosidad y motivación para avanzar en el propio conocimiento sobre una materia. La única forma de evitar tener un conocimiento básico sobre algo es estudiarlo hasta alcanzar el suficiente nivel de entendimiento necesario antes de realizar cualquier juicio.
http://es.wikipedia.org/wiki/Pensamiento_crítico

viernes, 2 de noviembre de 2007

La liberación sexual :) Parte II

Opinión de:
Oscar Guasch en: http://www.hombresigualdad.com/armand-curri.htm

Dice que: Las identidades sexuales son un invento reciente; que hasta el siglo XIX nadie era distinto de los demás en función de sus gustos sexuales; que las personas amaban en función de sus gustos y de sus situaciones sociales y que la intervención medico-psiquiatrica en el ámbito de la sexualidad alteró este estado de cosas. Desde entonces, afirma, la sociedad pretende que a cada práctica sexual concreta corresponde una identidad social específica y que hay una sexualidad central y hegemónica, la masculina, evidentemente. La homofobia se ha incrustado en la identidad masculina hasta hacerla profundamente machista. La heterosexualidad hay que entenderla como un proyecto político que las clases dominantes del siglo XIX pusieron en marcha con el objetivo de uniformizar a la población y facilitar de este modo su control. En menos de cien años la medicina se apropió del control social de la sexualidad. La función latente de la sexología es semejante a la de la religión y a la de la medicina: dar normas a la sexualidad, ponerle fronteras, delimitar lo correcto y lo incorrecto. La heterosexualidad es sexista, misógina, homofoba y adultista, defiende el matrimonio o la pareja estable, es coitocéntrica, genitalista y reproductora, interpreta la sexualidad femenina en perspectiva masculina y la hace subalterna, y persigue o ignora a quienes se partan de ella. La heterosexualidad es un sistema de organización social del deseo. El actual abismo entre los géneros que caracteriza también a las sociedades preindustriales se intenta salvar en los últimos cien años gracias al amor romántico, un tipo de amor en el que el que es condición imprescindible la subalternidad de la mujer, algo ahora cuestionado y se ha puesto en cuestión la relación mujer varón. Ahora varones y mujeres se comunican poco porque hablan de cosas distintas y hablan de modo diferente y los varones, como en las sociedades más simples, empiezan a buscar la camaradería de otros varones. A esto hay que añadirle que la reproducción de la especie puede quedar en manos de la tecnología. Se ha producid también un proceso de desmasculinizacion del varón impulsado por las nuevas tecnologías. Esta desmasculinizacion no es una cuestión coyuntural, de gusto o de moda, sino de supervivencia: de adaptación al medio. Se está produciendo el tránsito hacia una sexualidad abierta y multiforme. La única legitimidad en las sociedades democráticas es la del libre consentimiento sexual. La sexualidad no ortodoxa está dejando de serlo porque ya no existe un solo modelo de sexualidad legítima. El deseo erótico es universal. La atracción erótica entre las personas existe en todas las épocas y en todos los lugares y siempre ha estado sometida a algún tipo de regulación social. La sexualidad es la estrategia social que permite controlar el deseo erótico. Gracias a la sexualidad la cultura genera el deseo erótico y lo controla al mismo tiempo. El deseo erótico permite que el amor sea interétnico, interracial, interclasista e intergenérico. Por esta razón el deseo es peligroso para el orden social.

La heterosexualidad nace asociada al trabajo asalariado y a la revolución industrial. La pareja reproductora tiene sentido en la sociedad industrial. Todas las características que definen la heterosexualidad están en crisis. Todas menos la homofobia que es el ultimo bastión de la heterosexualidad. Es el temor profundamente irracional que invade a los varones ante la posibilidad de amar a otros varones. La heterosexualidad está en crisis, la identidad masculina también. Y eso gracias al movimiento feminista y al movimiento gay. La mayoría de los heterosexuales siguen tolerando mal que las mujeres llevan la iniciativa económica, política o sexual y perciben todas estas transformaciones inevitables como una imposición (incluso como un fracaso personal). La epidemia de violencia masculina en el hogar es un resultado de la crisis de la heterosexualidad y de la redefinición de la identidad masculina. La subcultura gaya parece el único espacio social en el que los varones han conseguido, al menos parcialmente, asumir y defender lo femenino como propio Si la masculinidad heterosexual es univoca, simplificadora y excluyente, la gaya es polimorfa y plural; puede integrar y reivindicar lo femenino como propio. La homofobia es un problema social grave porque principalmente bloquea la afectividad masculina. El homoerotismo es una solución posible: define un tipo de interacción afectiva entre varones en el que la expresión sexual (cuando la hay) no implica una redefinición de la identidad de las personas. Existe un “homoerotismo femenino” que, a diferencia del masculino, no está tan sometido a procesos de control social. En la sociedad actual, las mujeres son menos heterosexuales que los varones, en parte porque han sido capaces de controlar su propia homofobia: el temor a amar a otras mujeres. Las mujeres son mas capaces de amarse entre sí que los varones y cuando en ocasiones expresan tales afectos en términos sexuales no tienden a reinterpretar de una manera inmediata su identidad social y personal en función de ello. Algo que sí sucede con los varones. Las mujeres se tocan, se besan, se acarician. Cualquier mujer puede acariciar, besar y abrazar ancianos, niños, niñas, mujeres, varones y bebés. Si quien lo hace es un varón los peores temores suelen dibujarse en las mentes de los que contemplan la escena: el control social actúa en el sentido de restringir la expresión afectiva en los varones. En el futuro las relaciones interpersonales ya no se basarán en el dominio, en la sumisión, ni en la opresión sino en la seducción entre humanos que sientan interés por conocerse entre si.

jueves, 1 de noviembre de 2007

La liberación Sexual :) Parte I


Ednita Nazario -A Que Pides Mas.
La liberación sexual de los jóvenes

La expresión de la rebeldía juvenil, no es un fenómeno aislado de una nación en determinada época, puesto que ha existido desde la más remota antiguedad y a través del tiempo y el espacio. Desde la rebeliones de los jóvenes griegos en tiempos de Alcibíades, hasta la revolución de los "chalecos rojos" en el París de 1920, y desde las demostraciones de los hippies en 1960 hasta los grupos punk de la actualidad, todas las juventudes del mundo occidental han sido rebeldes. Lo único que ha cambiado es la forma en que han expresado su rebeldía; la actividad sexual constituye una de esas manifestaciones.

La sexualidad de la juventud hace años era mucho más limitada y encubierta además por oscuros velos de culpabilidad. Hoy, la juventud se inicia sexualmente acaso con demasiada precocidad y esgrime sus expresiones sexuales como símbolo de vigor e independencia.

De la actividad sexual excesiva hacen alarde muchos grupos de jóvenes, sin saber que la vida sexual bien sea en su pura acción física o en las sublimes manifestaciones del amor romántico, es una faceta importantísima de la vida juvenil, pero no lo es todo. El ser humano es tan varonil o tan femenino en la pubertad como en el climaterio, en los años soleados de la plenitud sexual, como en el ocaso.

Los jóvenes desconocen que el trabajo, la lucha por la vida y la creatividad sobre todo intelectual o artística, son sublimaciones del instinto sexual. Después de la pubertad, época de gran inestabilidad en que el sistema endocrino sufre numerosos cambios, ambos sexos alcanzan una estabilidad bioquímica. Dicha estabilización atempera el impulso sexual febril del adolescente y se ingresa entonces a una etapa de integración espiritual y material.


En muchas culturas esta etapa del desarrollo representa un momento muy importante en la vida y es reconocido como tal, con ceremonias o ritos de iniciación a la vida adulta. En nuestra sociedad, como ocurre en la mayoría de las culturas occidentales, no existe un límite preciso entre la infancia y la adultez por lo cual son mayores las manifestaciones de rebeldía, como expresión esta última de las necesidades de independencia y liberación.

Pero la adolescencia es época de grandes brotes emocionales, de apasionamientos arrebatados y frecuentes desfallecimientos. La represión sexual impuesta por los adultos en tiempos pasados, fue causa de opacamiento juvenil, agudizado por el rigor social de la época, y que agregados a la inexperiencia de los jóvenes a menudo desembocaban en neurosis sexuales.

Hoy en dia, la juventud ha ejercido su derecho de rebeldía y se ha emancipado sexualmente. Claro está que, al igual que acontece con todo en la vida, desde el pudor hasta el vino, los excesos siempre son nocivos. Así, la liberación sexual de la juventud se convierte a veces en un exhibicionismo lamentable con curiosas resonancias históricas. (Falta la última parte)

Escrito por:
© Gustavo Román Rodríguez
http://www.mundolatino.org/saludmental/libsex.htm