"We have to find room in our contemporary world view for persons,with all that that it entails; not just bodies, but persons.And that means trying to solve the problem of freedom,finding room for choice and responsibility...and trying to understand individuality"-Waking Life

jueves, 6 de septiembre de 2007

The Others by Sartre

Ya hemos dicho que según Sartre el “yo” no es una entidad sustancial que permanece inmodificada a lo largo del tiempo, ni puede deducirse con absoluta certeza del fenómeno de la conciencia (Como creía Descarte con su “pienso y luego existo”). Tampoco el yo esta conformado simplemente por la unidad biológica del cuerpo, según creen algunos materialistas, ya que dicha continuidad biológica no existe: todas las células que nos constituían hace ocho años atrás están muertas. El “yo” no es algo que se adquiera automáticamente por haber tenido padres humanos, es mas bien una construcción permanente, recreada a cada momento merced a nuestras elecciones.
Según Sartre la creación del individuo tiene otro aspectos mas inquietante, que se nos revela al enfrentarnos con los otros. Explica esta características haciendo una descripción fenomenológica de ese encuentro.
Estoy sentado en el banco de una plaza y veo a una personas a unos pocos metros de mi ¿Qué significa ver al otro como una persona y no como una marioneta? Verlo como una marioneta implicaría verlo como una cosa entre las cosas. Si fuera una marioneta, su aparición no modificaría mi relación con los objetos que lo rodean, pero si lo veo como un ser humano, el espacio y los objetos se organizan entorno de él. Cuando el otro entra en escena, su aparición desintegra las relaciones que yo he establecido con mi entorno inmediato. Las cosas se agrupan especialmente a su alrededor y dice Sartre: “su espacio se conforma con mi espacio”. En una frase dice Sartre: “Esa persona me ha robado el mundo”
Fenomenológicamente la aparición del otro me obliga a reinterpretar mi mundo. Ante de que lo viera, el pasto, el camino, el banco, estaban ahí “para mi”. Ahora esta “para él”
Si he objetivado al otro mirándolo, si lo he convertido en mi objeto, ¿Por qué me resulta tan amenazador? ¿Por qué dice Sartre que el infierno son los otros?
Ello se debe a que la libertad del otro desestabiliza mi libertad. Yo lo objetivo pero no puedo objetivarlo totalmente, pues se que su mirada me objetiva a mi (me convierte, por decirlo de algún modo, en una piedra, en una cosa)
Ver al otro es comprender la “permanente posibilidad de ser visto por el otro”. A esta posibilidad concreta la experimento como vergüenza.
Recuerden si les paso, que hablaban solos porque creían estar solos y de repente descubrieron que había alguien mirándolos ¿Qué sintieron en ese momento? Sintieron vergüenza.
Tal vez lo disimularon, fingiendo estar tarareando una melodía, y se fueron con la mayor naturalidad posible, sin toparse con la mirada del otro.
La vergüenza nos lleva a descubrir un aspecto de nuestro ser que de otro modo no habíamos conocido: nos descubrimos con el objeto creado por la mirada del otro. Descubrimos lo que
Sartre llama nuestro “ser-para-otros”. Nos vemos forzados a juzgarnos como un objeto. Todas estas experiencias comunes, son versiones menores de episodios mas dramáticos, en los que tal vez sea mas evidente lo que Sartre quiere decir. Imaginemos que llevado por los celos me pongo a observar por la cerradura de un cuarto de hotel, observando lo que sucede en el cuarto contiguo. El agujero de la cerradura es el instrumento de mi Voyeurismo y , a la vez, el obstáculo que me separa de la acción, la que existe como objeto de mi “conciencia no refleja”. Mi conciencia es sus objetos, meramente, y aunque esta conciencia no es desinteresada, puede experimentarse en si misma indirectamente en su celo, no hay en ella envuelta en lo absoluto una individualidad o un “yo”.
De pronto siento la presencia de alguien junto a mi. Alzo la vista y compruebo que me esta observando un detective del hotel. Mi yo queda fijado: tomo conciencia de que el fundamento de mi ser esta fuera de él. “Me veo a mi mismo porque alguien me ve”. Me descubro en mi vergüenza. Soy responsable del yo que me ha sido revelado por la mirada del otro, pero este yo tiene su fundamento fuera de mi. Tan pronto siento vergüenza, huye mi libertad y se me revela la libertad del otro, estoy obligado a reconocerme no en mi aspecto de ser-para-si, sino en mi aspecto de ser-en-si .
La vergüenza no es la única emoción engendrada por el encuentro con el otro. También puede sentir temor. De hecho en su origen el temor es, precisamente, el descubrimiento de mi ser como objeto. Me muestra mi ser-para-si (donde soy todo mis posibles ) es transcendidos por posibles que no son mis posibles. De acuerdo con Sartre, en su forma mas exagerada, estos sentimientos constituyen el origen de la religión. La vergüenza ante dios es “el reconocimiento de mi ser como objeto ante un sujeto que jamas puede convertirse en un objeto” Entonces “Dios... no es mas que el concepto del otro llevado al limite”. Si me elijo a mi mismo en mi vergüenza, esto es masoquismo, cuya fuente es la angustia ante la libertad del otro. Lo opuesto de la vergüenza es el orgullo, pero desde el punto de vista estructural ambos son semejantes. En los dos casos, veo en el otro a aquel del que obtiene su ser mi objetividad. Si el otro me ve hermosos, fuerte o inteligente, acepto orgullosamente que solo soy eso. Por ende, el orgullo es una forma de la mala fe, como lo es su pariente cercano la vanidad. Cuando procuro influir en el otro con la objetividad que me ha dado, caigo en la arrogancia.
Sin embargo, ni aun con el orgullo o la arrogancia, recupero el yo que entregué al otro, porque el origen del sentido que me asigno a mi mismo seguirá siendo su8 reconocimiento. El proyecto de recuperarme como sujeto ( o sea, de recobrar la libertad atrapada por el otro), me coloca necesariamente en conflicto con el otro.
Mas aun, Sartre dice que “el conflicto constituye el sentido originario del ser para otros” Mi proyecto de recobrar mi propio ser asimila la libertad del otro. Puedo tratar de alcanzar esta meta a través del sadismo, que es una extensión de la arrogancia. En él uso el ser objetivo que el otro me ha concedido para hacer que se humille. No obstante, si la víctima del sádico puede mirar a su torturador, este sabe que ha fracasado.
Una forma básica de tratar de poseer la libre subjetividad del otro, es mediante el deseo sexual. El deseo propio es una invitación al deseo del otro.
El deseo desea el deseo del otro. Intenta reducirlo a un puro cuerpo, trasformarlo en mera carne ante sus ojos. Pero el deseo necesariamente fracasa, ya sea porque fracase literalmente en provocarle el deseo al otro, o porque lo logre, en cuyo caso el deseo es absorbido por el placer y pierde de vista su meta original. Mi deseo no lo transforma al otro en pura carne, sino0 que me transforma en pura carne a mi. Como proyecto, entonces, el deseo no logra recobrar el yo perdido del otro. Desde luego, todo esto vuelve muy difícil alcanzar la individualidad de buena fe, ya que todo intento parece destinado a deslizarse hacia lo opuesto: la mala fe.
http://www.elprisma.com/apuntes/filosofia/jeanpaulsartre/default4.asp

Mala Fe.

“Como ser por el cual existían los valores; yo soy injustificable, mi libertad se angustia por el fundamento de los valores por que mi misma no tiene fundamento” -J.P.Sartre

La mayoría de las personas escapan de la angustia en un acto de “mala fe”. Sartre define esto como una huida de la angustia, la libertad y la responsabilidad. Implica mentirse a uno mismo. Cuando le miento a alguien le escondo la verdad. Cuando me miento a mi mismo, me escondo la verdad. Pero esto es imposible, pues si ya la poseo, no me la puedo esconder. El proyecto de la mala fe es autodestructivo, aunque es, según Sartre , una característica central de la conciencia humana. El psicoanálisis freudiano trata de explicar como se esconde información dividiendo su self en un aspecto conciente y otro inconsciente, que a veces se denomina el “yo” y el “ello”. A si, se supone que entre ambos elementos hay un mecanismo de censura que no permite conocer lo que esta en mi inconsciente. Pero Sartre pregunta ¿De que lado de la frontera esta el censor?. No puede estar del lado del ello, porque debe censurar al ello; y si estuviera del lado del yo, el yo sabría lo que esta censurando, o sea, sabría lo que afirma no saber. De ahí que para Sartre la propia idea de lo inconsciente halla sido concebida con mala fe. Es un intento de excusar algo inexcusable. Sartre ilustra la idea de mala fe con el caso de una joven que sale a cenar con un hombre al que apenas conoce ( tendrán que perdonarlo si utilizo un ejemplo tan anticuado con respecto alas relaciones actuales entre los sexos). Cuando la mujer se sienta en la mesa junto a su compañero, sabe muy bien cuales son las intenciones de él y sabe que pronto tendrá que tomar alguna decision al respecto; pero la posterga porque no quiere sentirse urgida. Desea disfrutar de ese momento. Cuando él le dice: “ te encuentras tan atractiva...”, ella le quita a esta frase su connotación sexual. Según Sartre ella loase, porque no sabe que es lo que quiere. Ella sabe que su compañero la desea y se decepcionaría si así no fuese; pero el deseo “desnudo y cruel la humillaría y la horrorizaría”. No quiere ser un mero objeto sexual de su compañero, pero tampoco quiere ser objeto de su deseo. Entonces su amigo le toma la mano. Ella tiene que tomar una decisión. Si deja su mano en la de él, eso significa que le da su romántico consentimiento; si la retira, quiebra “esa inquietante e inestable armonía que le da al momento todo su encanto”. Su propósito es demorar la decisión todo lo posible. Sartre dice que nosotros sabemos lo que pasa después. (¿Lo sabemos?). Ella “deja su mano en la de él, pero hace como si no se diera cuenta”. Y no se da cuenta porque se pierde así misma en su propia espiritualidad al debatir la vida, su vida, como la de una persona pura. Dice Sartre: “su mano reposa inerte entre las cálidas manos de su compañero, sin consentir ni resistirse... convertido en una cosa”, y concluye: ”diremos que esta mujer obro de mala fe” ¿Por qué? Porque niega su deseo. Porque niega su propio cuerpo y su “yo”. A esta modalidad de la mala fe, Sartre la denomino “ser-en-el-mundo”, o sea, elegirse como “presencia inerte, como objeto pasivo entre otros objetos”. Esa mujer eligió que su cuerpo fuese una cosa, y lo mismo eligió su compañero. Lo hizo para huir de la responsabilidad por su ser pleno.

También nos topamos con la mala fe en relación con los “roles” que cumplimos a diario. Cuando se encuentran dos seres humanos, lo hacen en función de sus respectivos roles, formatos para la interacción que hacen que las personal se vinculen en formas eficaces y no amenazadoras. Hay roles profesionales, familiares, políticos, para el tiempo de ocio y para la diversión, entre otros. Hay incluso roles criminales, casi cualquier acto humano que podamos concebir esta regido por ciertas reglas que los “jugadores” devén aprender. Como fatalmente las personas tienen que interactuar, frente a este juego de roles no parece haber opción. Los roles pueden promover una cierta clase de libertad social, dado los derechos y responsabilidades que les son inherentes, pero también limitan y encubren nuestra libertad del fondo, pues hacen que nos sea mas fácil objetivarnos y objetivar a los demás. Son, por lo tanto, inevitables incitaciones a la mala fe. En el ser y la nada, Sartre inicia su examen de los roles sociales estudiando los movimientos del mozo en el café donde esta escribiendo. Dice: “Sus ademanes sor rápidos y audaces, demasiados precisos, demasiados apresurados, se inclina ante ellos con excesiva ansiedad; su voz, sus ojos expresan un interés harto solícito por lo que va a pedir el cliente” ¿A que juego esta jugando? El juego de ser mozo. Todas las profesiones están imbuidas de una parientoriedad semejante. Esta la ceremonia del verdulero, del rematador, del sastre, del alumno, del profesor...El publico les demanda que cumplan con esa ceremonia para demostrar que no son nada mas que un verdulero, un rematador, un sastrecito. Que el verdulero nos cuente lo que soñó nos resultaría ofensivo. Tampoco queremos que el rematador cuente que esta a punto de divorciarse de su esposa, etc. Obramos de mala fe, cuando intentamos convertir al otro en una cosa con nuestra mirada. Pero estas personas pueden verse con mala fe a si mismas, si solo procuran ser lo que les dicta su rol. En rigor, un mozo no puede ser un mozo como una piedra es una piedra. El “ser-en-si” nunca puede convertirse en una cosa por mas que quiera. Sartre pudo caracterizar a la buena fe (la existencia autentica humana) con una formula particularmente desconcertante. Una libertad que se quiera como tal, es en rigor un “ser que no es”. Elige como ideal de ser “el ser lo que no es y el no ser lo que es”
http://www.elprisma.com/apuntes/filosofia/jeanpaulsartre/default4.asp