"We have to find room in our contemporary world view for persons,with all that that it entails; not just bodies, but persons.And that means trying to solve the problem of freedom,finding room for choice and responsibility...and trying to understand individuality"-Waking Life

martes, 24 de julio de 2007

APUESTA HACIA UNA REFORMA DEL PENSAMIENTO.(fragmento)*****

Por Isabel Pavez Guzmán.
ipavez@hotmail.com

http://www.antroposmoderno.com/antro-articulo.php?id_articulo=10

Junto a nuestra historia llena de destrucción, también hemos vivido y vivimos una de nacimientos permanentes.En un momento de la historia nos humanizamos e iniciamos el desarrollo del pensamiento y del afecto; conquistamos el fuego, creamos la técnica, el lenguaje, el arte, la ciencia, las religiones, la filosofía, los mitos, entre tantas otras. Transmitimos la compleja cultura y hoy, sin embargo, estamos destruyendo el mundo natural y queriendo expulsarnos o expulsando a otros del mundo social. La mirada se nos fue tornando blanquinegra y lo que no está en las polaridades pareciera condenado a morir por hambre, por pena o por desamor
El ser humano piensa y desarrolla mundos imaginarios, de dioses, de genios, de espíritus, de ideas, por los que puede morir y puede matar. Se imagina y piensa una multiplicidad de futuros posibles; el cómo sean estos mundos ? avasalladores o liberadores - tiene mucha relación con el cómo se los piense.
Hemos vivido- desde nuestros orígenes - una aventura desconocida, peligrosa e incierta. En algunos momentos de la historia nos hemos sentido seguros en supuestas certezas que hoy se desmoronan y dejan, temporalmente, desvalidos ,o peor aun, nos dejan defendiéndolas en su simplicidad y rigidez anquilosante que no da cuenta de transformaciones ni complejidades
Sin embargo, seguimos estando. Hay algo que nos permite vivir, pensar y soñar en mundos mejores? ¿cual habría de ser éste?, yo sólo lo pienso y lo sueño. Pienso con vehemencia, que hay que cambiar el sentido de la aventura de estar vivos; hay que romper linealidades, horadar y excavar aquellas brechas por las que asoma la novedad; nuestra época puede presentarse crísica, y en esa medida, dadora de situaciones que favorecen - y exigen el coraje que muchos tienen - el surgimiento de un pensamiento rupturista y propositivo
Tal aventura de vivir me lleva a caminos del pensamiento y del conocimiento, ya recorridos por gentes que sabe de sueños y que me invitan- con las huellas de sus pisadas- a caminarlos. Estoy pensando y nombrando, haciendo presentes a Lipman, Morin y Accorinti; personas de distintos aires y años , paisajes y colores, lenguas y palabras , que entrelazadas en un mismo sueño y esfuerzo quieren que este mundo , que nos toco vivir, celebre a la vida y niños y niñas tengan la certeza- al menos que esa permanezca - que su humano futuro existe. Ese sueño y esfuerzo habita en el mundo de la filosofía y de la educación.

Hablar de pensamiento y conocimiento me aproxima a un ser humano que habita una época histórica, respira ciertos mitos y dioses que lo acompañan desde antes que naciera - o se le acercan al lugar que habita después - y le dan una cierta tonalidad a su mirada y ciertas notas a sus sones. Desde estos mitos y sus culturas, cada ser humano percibe un mundo - natural y social - lo interpreta, lo hace su mundo; desde sus experiencias intenta explicárselo a sí mismo y a los demás, quienes lo traducen en una nueva interpretación. Por ello, cuando se conversa de lo que les sucede a los seres humanos, hay que pensarlos en situación.
Los seres humanos - unicidades bio-síquicas-antropos-socios-culturales, para Morin - se encuentran en la narración , ella conlleva traducción , por lo tanto, interés y atención .Traducir al otro es estar con el otro y así entenderlo desde su texto y contexto sostiene Lipman Y si cada ser humano lee el mundo según ciertas narrativas, si cada ser humano conforma y forma una sociedad y cada sociedad conlleva una cultura, es indudable la riqueza que existe en la unicidad que se enriquece en la multiplicidad. Cada unicidad forma una multiplicidad y no es fácil leer e interpretar pensamientos y narrativas diferentes
Los seres humanos, creadores y poseedores de mitos y creencias, quieren saber lo que ignoran y lo sabrán desde el lugar geográfico que ocupen en el globo terráqueo y el lugar social que ocupen en los países que habitan. Dioses y creencias, con distintos nombres, generalmente, hablan de lo mismo. Forman sociedades, con tradiciones y lenguajes, producen conocimientos para asegurar su funcionamiento y su reproducción. Va naciendo la cultura, preguntas y respuestas con supuestos de lo que sea la verdad del conocimiento y pensamiento, un imaginario colectivo, una representación colectiva, una conciencia colectiva, que está presente en cada uno y en todos los cerebros , un ?megaordenador complejo? dice Morin
Así, el conocimiento conforma culturas que impregnan el pensamiento - individual y social - y condicionan la formación de conceptos y conceptualizaciones que se manifiesta en y cómo sea la sociedad; se establece una relación de mutua generación. La cultura se hace inseparable del conocimiento y pensamiento individual; cada cultura establece las formas de alimentarse, de jugar, de pensar, y así también serán estimulados y desarrollarán los cerebros. Tal afirmación conduce a pensar en los niños y las niñas, aun en procesos de adaptación y desarrollo y en la importancia que tiene una educación que rescate ?desde y en su hacer ? el sentido de lo humano.

miércoles, 18 de julio de 2007

La Filosofía

Filosofía es la teoría más general y abstracta que hay, pues incluye cualquier tipo de objeto o problema visto desde las conexiones que mantiene con la totalidad. Desde esta perspectiva la Filosofía sobrepasa a la ciencia, pero debe estudiarse basándose en las ciencias, aunque yendo más allá.Por teoría se entiende que es una forma conceptualmente elaborada de interpretación de la realidad y nuestra relación con dicha realidad.El fin de la Filosofía es ayudar a la orientación de las personas, no es empírica. Filosofía es una interpretación que aspira a ser racional, total y autónoma.Por interpretación se entiende una representación en la que se asigna a cada parte de lo representado un sentido, una función y un puesto dentro de ese todo.Es total porque le interesa todas las relaciones entre cada parte del conjunto, frente a la parcialidad del resto de las ciencias empíricas, renunciando al estudio minucioso.Es razonada o racional porque la Filosofía necesita dar razones para la aceptación de una teoría. Las dos razones o criterios principales suelen ser:
• Coherencia: El conjunto de las partes debe ser coherente, debe encajar.
• Utilidad: La teoría debe ser útil para el fin de la Filosofía.
Es autónoma porque no depende de otra teoría más general que esté por encima para demostrar su validez. La Filosofía trata de responder a los problemas que se plantea el ser humano y que no consiguen responder las ciencias empíricas.
http://www.monografias.com/

martes, 17 de julio de 2007

La Filosofía del Género III

¿Existen diferencias en la adaptación al ejercicio físico entre la mujer y el hombre?
La respuesta al ejercicio físico en la mujer tiene características diferenciales respecto al hombre, si bien son pocos los estudios científicos que han investigado este aspecto, motivado quizás por la tardía incorporación de la mujer a la práctica deportiva y por su todavía escasa participación si tomamos como referencia la actividad física masculina (tanto a nivel recreacional como en el deporte de elite).
Aunque existen factores biológicos que limitan la potencia física de la mujer (talla, masa muscular, tamaño del corazón, etc.) es innegable que las mujeres están mejorando su condición física con una progresión más rápida que los hombres y alcanzando marcas deportivas cada vez más cercanas a las del sexo masculino.
Diferencias morfológicas
Las mujeres tienen menor tamaño, talla y peso total que los hombres, en definitiva un armazón material más ligero. Su composición corporal es claramente diferente de la del hombre siendo los factores hormonales, una vez alcanzada la pubertad, los determinantes de dicha diferencia: Peso óseo inferior, un mayor porcentaje graso y menor masa magra (libre de grasa)
Composición Corporal Mujer Varón
Peso graso 20-25% 12-16%
Peso magro 20-25% 35-40%

La masa magra pico en la mujer se alcanza a los 13-15 años mientras que en el hombre sigue aumentando hasta los 20 años. El mayor peso graso dificulta la práctica deportiva, aumentando la fatiga y reduciendo la motricidad. La constitución del cuerpo de la mujer se diferencia de la del varón por su mayor distribución de la grasa en glúteos, mamas, caderas y parte superior de los muslos, por la acción de los estrógenos, que también provocan un crecimiento de los huesos más precoz y un fin del desarrollo más temprano.
Presentan pelvis más anchas y menos profundas, mayor angulación del fémur, y una mayor curvadura ( con convexidad anterior) de la columna vertebral a nivel lumbar que dificulta el trabajo con cargas. Las extremidades en relación con la estatura son más cortas, lo que equivale a un brazo de palanca más pequeño, que puede limitar su rendimiento en algunas especialidades deportivas por una menor eficiencia mecánica. La existencia de una cierta convexidad articular en rodillas (valgo o rotación interna) aumenta el riesgo de inestabilidad con una mayor incidencia de lesiones en el ligamento cruzado anterior, síndromes femoropatelares y fracturas de estrés.
Por otro lado, el centro de gravedad se sitúa un 6% más bajo que en el hombre lo que le confiere mayor estabilidad.
Diferencias cardiovasculares
Fundamentalmente son factores anatómicos los que imponen las limitaciones cardiovasculares: Las mujeres tienen las vísceras de menor tamaño que los varones.
La mujer tiene un menor desarrollo de la caja torácica y un corazón más pequeño, menor cantidad de sangre y volumen sistólico ( cantidad de sangre que expulsa el corazón cada vez que se contrae para igual demanda de oxigeno). Su frecuencia cardiaca ( pulsación del corazón por minuto), por tanto, va a ser mayor.
Frecuencia cardiaca en reposo
Mujer Hombre
Sedentaria Activa Sedentario Activo
70-80 lpm Más de 50 lpm 60-70 lpm 35-40 lpm

En consecuencia tienen un menor gasto cardiaco (GC = volumen sistólico x Fc).
El menor tamaño del corazón parece deberse a la suma de varios factores: su menor superficie corporal y masa magra, repercusión de las hormonas sexuales (estrógenos) sobre el crecimiento del corazón y diferente respuesta de la tensión arterial durante el ejercicio.
La mujer presenta menor concentración de hemoglobina en sangre (15% menos) y del número de hematíes, lo que equivale a una menor capacidad de transporte del oxigeno sanguíneo.
Diferencias respiratorias
Las diferencias ventilatorias en la mujer son secundarias tanto a su menor dimensión corporal, como del desarrollo de la caja torácica y menor tejido pulmonar. Por ello, sus parámetros de función respiratoria son inferiores a los del sexo masculino, por que tiene menor capacidad pulmonar total (espacio en los pulmones para recibir el aire). Para poder mantener igual ventilación se vería obligada a aumentar su frecuencia respiratoria ( numero de respiraciones por minuto).
Termorregulación. Respuesta al estrés medioambiental.
La mujer tiene menor capacidad de producción de calor, pero, por otro lado, su mayor porcentaje de grasa subcutánea le confiere un mayor aislamiento, lo que contrarrestaría en parte el defecto anterior. La relación superficie corporal/peso corporal es mayor en la mujer y esto implica que puede perder o ganar calor más rápidamente. Presenta igual tolerancia al calor y al frío en ejercicio para igual intensidad relativa (aunque suda menos) e igual capacidad en altura; en definitiva, una mayor resistencia orgánica (general, al frío, calor, dolor...). La condición física y la aclimatación parecen influir más en la respuesta termorreguladora al ejercicio físico que las diferencias biológicas en ambos sexos.
Cualidades motoras
Las diferencias hormonales (testosterona 10-20 veces menor en la mujer) condicionan una menor fuerza muscular secundaria a su menor peso magro (peso libre de grasa). La fuerza máxima se alcanza antes en la mujer, a los 18-22 años y es un 40% inferior a la que alcanza el hombre. Existe mayor similitud en ambos sexos en los valores de fuerza de tren inferior y fuerza elástica (70-80% de la del hombre) siendo las diferencias más llamativas en cuanto a potencia en tren superior (50-60% de la del hombre)
No existen diferencias en el reparto de fibras musculares, pero se cree que la mujer posee fibras de menor tamaño y quizá menor número de fibras.
La elasticidad es hasta un 10% mayor en la mujer, al igual que la movilidad articular y laxitud ligamentosa.
Posee mayor habilidad en el aprendizaje motor, coordinación y ejecución técnica de los movimientos y tiene menor predisposición a algunas lesiones.
Su velocidad de reacción y frecuencia de movimientos es análoga a la del hombre pero con una menor velocidad de traslación.
La mujer sometida a un programa de entrenamiento de fuerza consigue iguales mejoras que el hombre (20-40%) aunque no tanto por hipertrofia muscular (secundaria a la acción anabolizante del entrenamiento de fuerza por aumento de la testosterona) como por factores de control neuromotor o neurales. Sin embargo, requiere mayor cantidad de entrenamiento y mayor número de sesiones (trabajando iguales volúmenes y con igual técnica de entrenamiento).
La mujer precisa dos veces más tiempo para desarrollar igual fuerza relativa. Así mismo, precisa trabajar con mayor regularidad para mantener su volumen muscular.
Fecha de publicación: Agosto 2000
Dra. Nieves Palacios.
Especialista en Endocrinología y Nutrición y en Medicina de la Educación Física y del Deporte.
Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición.
Centro de Medicina del Deporte. Madrid.

La Filosofía del Género II Otra vez*****


Homofobia, temor, vergüenza y silencio en la identidad masculina", por Michael S. Kimmel, publicado en Ediciones de la Mujer. Núm.24, Isis Internacional, 1997. Traducción de Oriana Jiménez.

Pensamos que la virilidad es eterna, una esencia sin tiempo que reside en lo profundo del corazón de todo hombre. Pensamos que la virilidad es innata, que reside en la particular composición biológica del macho humano, el resultado de los andrógenos o la posesión de un pene. Pensamos la virilidad como una propiedad trascendente y tangible que cada hombre debe manifestar en el mundo, la recompensa presentada con gran ceremonia a un joven novicio por haber completado exitosamente un arduo rito de iniciación.
La definición hegemónica de virilidad es un hombre en el poder, un hombre con poder, y un hombre de poder. Igualamos la masculinidad con ser fuerte, exitoso, capaz, confiable, y ostentando control. Las propias definiciones de virilidad desarrolladas en nuestra cultura perpetúan el poder de los hombres sobre otros, y de los hombres sobre las mujeres. Esta definición implica varias historias a la vez. Se trata de la búsqueda del hombre individual por acumular aquellos símbolos culturales que denotan virilidad, señales de que él lo ha logrado (ser hombre). Se trata de esas normas que son usadas contra las mujeres para impedir su inclusión en la vida pública y su confinamiento a la devaluada esfera privada. Se trata del acceso diferenciado que distintos tipos de hombres tienen a esos recursos culturales que confieren la virilidad y de cómo cada uno de estos grupos desarrolla sus propias modificaciones para preservar y reclamar su virilidad.
La huida de lo femenino
Se ha llegado a definir la masculinidad como la huida de las mujeres, el repudio de la feminidad. Desde Freud hemos llegado a entender que, en términos evolutivos, la tarea central de cada niño es desarrollar una identidad segura de sí mismo como hombre. Tal como Freud sostenía, el proyecto edípico es un proceso de la renuncia del niño a su identificación emocional con su madre, reemplazándola por el padre.
La huida de la feminidad es forzada y temerosa porque la madre puede castrar fácilmente al muchacho debido a su poder para volverlo dependiente, o por lo menos de recordarle la dependencia. Así, la hombría llega a ser una búsqueda de toda la vida porque nos sentimos inseguros de nosotros mismos. El impulso de repudiar a la madre tiene tres consecuencias para el muchacho: Primero, empuja lejos a su madre real, y con ella a los rasgos de acogida, compasión y ternura que pudiera haber encarnado. Segundo, suprime esos rasgos de sí mismo, porque revelarían su incompleta separación de la madre. Su vida deviene un proyecto permanente: demostrar que no posee ninguno de los rasgos de su madre. La identidad masculina nace de la renuncia a lo femenino, no de la afirmación directa de lo masculino, lo cual deja a la identidad de género masculino tenue y frágil. Tercero, aprende a devaluar a todas las mujeres, como encarnaciones vivientes de aquellos rasgos de sí mismo que ha aprendido a despreciar.
Admitir debilidad, flaqueza o fragilidad, es ser visto como un enclenque, afeminado, no como un verdadero hombre. Pero, ¿visto por quién?
Por otros hombres: estamos bajo el cuidadoso y persistente escrutinio de otros hombres. Ellos nos miran, nos clasifican, nos conceden la aceptación en el reino de la virilidad. Se demuestra hombría para la aprobación de otros hombres. Son ellos quienes evalúan el desempeño. Esto es consecuencia a la vez del sexismo y uno de sus puntales principales. Las mujeres llegan a ser un tipo de divisa que los hombres usan para mejorar su ubicación en la escala social masculina. La masculinidad es una aprobación homosocial. Nos probamos, ejecutamos actos heroicos, tomamos riesgos enormes, todo porque queremos que otros hombres admitan nuestra virilidad.
La huida de la intimidad
Si la masculinidad es una aprobación homosocial, su emoción más destacada es el miedo. En el modelo de Freud, el miedo al poder del padre obliga al muchacho a renunciar al deseo por su madre y a identificarse con él. Este modelo une la identidad de género con la orientación sexual: la identificación del niño con su padre (que lo lleva a ser masculino) le permite ahora comprometerse en relaciones sexuales con mujeres (se vuelve heterosexual).
Pero hay una pieza que falta de este enigma. Si el muchacho en la etapa preedípica se identifica con su madre, ve el mundo a través de los ojos de ella. Así, cuando se confronta con su padre durante la etapa edípica, experimenta una visión dividida: ve a su padre como su madre lo ve, con una combinación de temor, maravilla, terror y deseo. Simultáneamente ve al padre como a él --el muchacho-- le gustaría verlo, no como objeto de deseo pero sí de emulación. Al repudiar a su madre y al identificarse con su padre, sólo da respuesta en forma parcial a su dilema. ¿Qué puede hacer con ese deseo homoerótico, el deseo que sentía porque veía a su padre de la manera que su madre lo veía?
Debe suprimir tal deseo. El deseo homoerótico debe ser desechado en cuanto es el deseo por otros hombres. La homofobia es el esfuerzo por suprimir ese deseo, para purificar todas las relaciones con otros hombres, con las mujeres, con los niños, y para asegurar que nadie pueda alguna vez confundirlo con un homosexual. La huida de la intimidad con otros hombres es el repudio al homosexual que está dentro de sí, tarea que nunca es totalmente exitosa y que por esto es constantemente revalidada en cada relación homosocial.
La homofobia es un principio organizador de nuestra definición cultural de virilidad, es más que el miedo irracional por los hombres gay, por lo que podemos percibir como gay, es el miedo a que otros hombres nos desenmascaren, nos castren, nos revelen a nosotros mismos y al mundo que no alcanzamos los estándares, que no somos verdaderos hombres. En un estudio se preguntó a hombres y mujeres qué era lo que más temían. Las mujeres respondieron que ser violadas y asesinadas; los hombres, ser motivo de burla. Este es entonces el gran secreto de la virilidad: estamos asustados de otros hombres. Nuestro miedo es el miedo a la humillación. Tenemos vergüenza de estar asustados.
La vergüenza conduce al silencio --los silencios que permiten creer a otras personas que realmente aprobamos las cosas que se hacen en nuestra cultura a las mujeres, a las minorías, a los homosexuales y a las lesbianas. Nuestros miedos son la fuente de nuestros silencios, y los silencios de los hombres es lo que mantiene el sistema.
Hombres a la defensiva
La homofobia está íntimamente entrelazada tanto con el sexismo como con el racismo. El miedo --consciente o no-- a ser percibidos como homosexuales nos presiona a ejecutar todo tipo de conductas y actitudes exageradamente masculinas, para asegurarnos de que nadie pueda formarse una idea errada de nosotros. Una de las piezas centrales de esa exagerada masculinidad es rebajar a las mujeres, tanto excluyéndolas de la esfera pública como descalificándolas cotidianamente. Las mujeres y los hombres gay se convierten en el otro contra los cuales los hombres heterosexuales proyectan sus identidades, contra quienes ellos barajan el naipe de modo de competir en condiciones que les asegure ganar, y de este modo, al suprimirlos, proclamar su propia virilidad. Las mujeres amenazan con castración por representar el hogar, el lugar de trabajo y las responsabilidades familiares, la negación de la diversión. Ser visto como poco hombre es un miedo que impulsa a negar la hombría a los otros, como una manera de probar lo improbable, que se es totalmente varonil. La masculinidad deviene una defensa contra la percibida amenaza de humillación a los ojos de otros hombres, actualizada por una "secuencia de posturas" --las cosas que podríamos decir, hacer o incluso pensar, que, si pensamos cuidadosamente, podrían llevarnos a avergonzarnos de nosotros mismos.

martes, 10 de julio de 2007

El diario.

Nuestra crítica comenzó como comienzan todas las críticas: con duda. La duda se convirtió en nuestra narrativa. La nuestra era una búsqueda para una nueva historia, nuestra propia historia. Y nos encaminamos hacia esta nueva historia conducida por la suspicacia... que la lengua ordinaria no podría contarla. Nuestra Historia (de donde venimos), aparecia congelada en la distancia, y cada gesto y acento... significaron la negación del viejo mundo y el empeño de alcanzar para uno nuevo. La manera que vivimos creó una situación nueva, una de exuberancia y de amistad, de una microsociedad subversiva... en el corazón de una sociedad que hizo caso omiso de esta. El arte no era la meta sino la ocasión y el método... para localizar nuestro ritmo específico... y las posibilidades enterradas de nuestro tiempo. El descubrimiento de una comunicación verdadera era su razón de ser, o por lo menos la búsqueda por tal comunicación. La aventura de encontrarla y de perderla. Nosotros los no-conformistas, los inaceptantes continuamos buscando, llenando los silencios de nuestros propios deseos, miedos y fantasías. Conducidos por el hecho de que no importa que tan vacío pareciera el mundo, sin importar que tan degradado y utilizado el mundo pareciera para nosotros, sabíamos que cualquier cosa seguía siendo posible. Y, que dadas las circunstancias, un mundo nuevo era tan probable que fuese como uno viejo.-Waking Life
"El Hombre es una pasión inútil"-J. P. Sartre

jueves, 5 de julio de 2007

1 Postura atea coherente


La vida en sociedad es, sobre todo, compromiso. Nuestra responsabilidad en cada caso es tan grande que nuestra elección afecta a toda la humanidad. De ahí brotan la angustia y la desesperación.

2do Sentido profundo del existencialismo. -Cuando decimos que el ser humano se elige, entendemos que cada uno(a) de nosotros(as) se elige, pero también queremos decir con esto que, al elegirse, se elige a todos los hombres y mujeres. En efecto, no hay ninguno de nuestros actos que, al crear al hombre o mujer que queremos ser, no cree al mismo tiempo una imagen del hombre o mujer tal como consideramos que debe ser. Elegir ser esto o aquello es afirmar al mismo tiempo el valor de lo que elegimos, porque nunca podemos elegir mal; lo que elegimos es siempre el bien, y nada puede ser bueno para nosotros(as) sin serlo para todos(as). Si, por otra parte, la existencia precede a la esencia y nosotros(as) quisiéramos existir al mismo tiempo que modelamos nuestra imagen, esta imagen es valedera para todos(as) y para nuestra época entera. Así, nuestra responsabilidad es mucho mayor de lo que podríamos suponer, porque compromete a la humanidad entera.:)

Además, no es que el hombre o la mujer se angustie en tal o cual circunstancia, el hombre así como la mujer es angustia. Pues si huye de la responsabilidad ante su elección, encogiéndose de hombros, cae en la mala fe. Todo ocurre como si para el ser humano, individualmente considerado, toda la humanidad tuviera los ojos fijos en lo que este hace y se rigiera por lo que él o ella hace.

Pero la angustia existencial no es algo que tenga que conducir a la inacción, al quietismo, a la resignación o a la consolación. La angustia es parte de la acción, es fundamento de la acción comprometida. La derelicción (el estar yecto) y la desesperación del ser humano son consecuencias del hecho de que Dios no existe. El existencialismo ateo afirma, que sin Dios, desaparece toda posibilidad de encontrar valores en un cielo inteligible. No hay, pues, valores eternos, absolutos o universales. El reconocimiento de que Dios no existe tiene un precio. Y ese precio se tiene que pagar: no hay consolación posible.

El punto de partida del existencialismo en esto es Dostoievski: "Si Dios no existe todo está permitido". Ya no hay excusas, no hay determinismo; el hombre y la mujer son libres, el ser humano es libertad. Estamos solos y sin excusas. El hombre y la mujer están condenados a ser libres, son responsables de todo lo que hacen. El ser humano es responsable, entre otras cosas, de su pasión. El ser humano está condenado a inventar al ser humano. El ser humano es el porvenir del ser humano. No hay, por tanto, moral que valga en general; ninguna moral general puede indicarnos en cada caso concreto, en cada situación, lo que hay que hacer. Hay, pues, que actuar sin esperanza. Lo que no equivale abandonarse al quietismo, puesto que, tanto para el hombre como para la mujer, sólo hay realidad en la acción, en la praxis. El hombre y la mujer es sólo su propio proyecto y sólo existe en la medida en que él o ella se realiza. Pero, a pesar de todo -dice Sartre- el existencialismo ateo no se considera pesimista; quiere defender un optimismo duro. Y en ese sentido es una moral de la acción y del compromiso; es una filosofía moral de la dignidad del ser humano.-varias fuentes(alteradas)

martes, 3 de julio de 2007

La Filosofía del Género II


Link del artículo original: http://www.paho.org/Spanish/DBI/po04/PO04_body.pdf

La identidad sexual es la conciencia propia e inmutable de pertenecer a un sexo u otro, es decir, ser mujer o hombre. La definición de la identidad sexual están implicados multitud de factores, entre los que podemos destacar el psicológico, social y biológico y -dentro de este último- el gonadal, cromosómico, genital y hormonal. En realidad hay 78 factores distintos que se diferencian en sentido masculino o femenino en cualquier persona.

En la mayoría de las ocasiones, los hombres nacen con genitales masculinos y los cromosomas XY, mientras que las mujeres poseen genitales femeninos y dos cromosomas X. Sin embargo, existen personas que no pueden ser clasificadas por estos factores, ya que poseen combinaciones de cromosomas, hormonas y genitales que no siguen las definiciones típicas que se han relacionado con el varón y la mujer. De hecho, algunas investigaciones sugieren que uno de cada cien individuos pueden nacer con rasgos intersexuales, o lo que vulgarmente se conoce como hermafrodita.

Hoy, sin embargo, sabemos que también algunos mamíferos muy desarrollados como los delfines o algunos pingüinos, presentan un comportamiento sexual diferenciado, que incluye además de formas de aparente homosexualidad, variantes de la masturbación y de la violación. La psicología moderna deduce, por tanto, que la sexualidad puede o debe ser aprendida

Mientras que el sexo es biológico, el "Género" o rol sexual está definido socialmente. Nuestra comprensión de lo que significa ser una mujer o un hombre evoluciona durante el curso de la vida; no hemos nacido sabiendo lo que se espera de nuestro sexo: lo hemos aprendido en nuestra familia y en nuestra comunidad a través de generaciones. Por tanto, esos significados variarán de acuerdo con la cultura, la comunidad, la familia, las relaciones interpersonales y las relaciones grupales y normativas, y con cada generación y en el curso del tiempo.

A partir de estos "géneros" aparecen unos estereotipos de género, que son el conjunto de creencias existentes sobre las características que se consideran apropiadas para hombres y para mujeres. Estos serían la feminidad para las mujeres y la masculinidad para los hombres.

LA IDENTIDAD MASCULINA

El proceso de construcción de la masculinidad es mucho más “dramático” que en el caso de las mujeres pues la masculinidad se construye como diferenciación que requiere de una lucha permanente.
Mientras la feminidad aparece como “natural”, el hombre debe aprender a “ser hombre” y debe dar pruebas de ello.

El hombre debe enfrentar tres luchas básicas en su vida: demostrarse a sí mismo y a los demás que no es mujer, que no es un bebé y que no es un homosexual, lo que supone una permanente puesta a prueba de la virilidad.

La búsqueda de la masculinidad implica “la búsqueda de un hombre individual para acumular aquellos símbolos culturales que denotan la virilidad, señales de que él ha logrado ser hombre. Se trata de esas normas que son usadas contra las mujeres para impedir su inclusión en la vida pública y su confinamiento a la devaluada vida privada. Se trata del acceso diferenciado que distintos tipos de hombre tienen a esos recursos culturales que confieren virilidad y de cómo cada uno de éstos grupos desarrolla entonces sus propias modificaciones para preservar y reclamar su virilidad” (Kimmel: 1997).

De éste modo, la masculinidad se construye como huida de lo femenino, como homofobia y como validación homosocial.

La homosociabilidad es un deseo de validación masculina entre los pares (hombres reconocidamente heterosexuales y de la misma condición social del sujeto). Los hombres se encuentran bajo el permanente escrutinio de otros hombres, los que “conceden la aceptación en el reino de la virilidad” (Kimmel: 1997). Esta virilidad se constituye en torno al ejercicio de una sexualidad activa, la demostración de fortaleza física y emocional y otras conductas prestigiadas.-varias fuentes