"We have to find room in our contemporary world view for persons,with all that that it entails; not just bodies, but persons.And that means trying to solve the problem of freedom,finding room for choice and responsibility...and trying to understand individuality"-Waking Life

domingo, 5 de octubre de 2008

Sobre el antiamericanismo

"Reflexión sobre el antiamericanismo" (Fragmento)
Por: Juan Manuel Vera

El antiamericanismo,(...) es un ingrediente inscrito profundamente en la conciencia de mucha gente progresista o de izquierdas, aunque también está presente en algunas ideologías conservadoras y en la extrema derecha. Por otra parte, sus expresiones son muy variadas, desde la ridiculización (el yanki-come-chicle) a la demonización permanente de la política estadounidense (como si Roosevelt, Clinton, Reagan o Bush sólo fueran variaciones sobre el mismo tema).

Un análisis de sus causas y significados sería bastante complejo. Por ejemplo, en España, el antiamericanismo tiene raíces profundas tanto en la derecha conservadora como en la izquierda. En la derecha esas fuentes podrían rastrearse en las consecuencias ideológicas de la guerra de Cuba, en la alineación moral junto al Eje del régimen franquista durante la Segunda Guerra Mundial y en la repugnancia de la derecha tradicional española respecto al liberalismo estadounidense.

En cuanto al antiamericanismo de la izquierda, en España y en cualquier otro lugar, creo que sus antecedentes más fecundos deben intentar localizarse en la guerra fría. Pensar que fuerzas tan influyentes en las conciencias de varias generaciones como los partidos comunistas, alineados junto a la URSS frente a EEUU, grandes productores de ideología antiamericana, no hayan producido efectos persistentes en las formas de comprender el mundo, sería una gran ingenuidad.

Las heridas no cerradas pueden infectarse. Y el estalinismo, esa terrible herida del siglo veinte, sigue abierta, como un foco de infección. Una de las herencias del estalinismo es un antiamericanismo izquierdista ciego y sordo, que sólo produce impotencia política y bloquea las conciencias de la gente progresista, haciéndoles creer que ser de izquierdas es ser antiamericano, en lugar de identificarse con la defensa de la libertad y la igualdad en cualquier lugar del mundo.

No creo que fuera necesario, pero voy a dejar claro que considero inaceptables y rechazo radicalmente determinadas expresiones de la política de EEUU en el pasado y en el presente. Es legítimo condenar, y hay que hacerlo radicalmente, el actual proyecto de Bush de poner en marcha tribunales militares anti-terroristas sin garantías suficientes. Esos procedimientos excepcionales son una vulneración de la democracia liberal americana, que parece tomar ejemplo de los viles procedimientos ordinarios empleados en China, Cuba y algunos regímenes islámicos.

El centro de mis motivos para, sin embargo, negarme a ser anti-norteamericano, es que rechazo totalmente que se pueda considerar a Estados Unidos como una categoría unitaria. Su sociedad, su historia, la política de sus gobiernos, son realidades complejas en las que lo progresista y lo reaccionario, como en todas las sociedades, deben separarse mediante el análisis y no pueden concebirse mediante categorías metafísicas. EEUU tiene una historia de esclavismo y una presencia real del racismo, ha sostenido a dictadores en el pasado, ha cometido crímenes de guerra durante la Segunda Guerra Mundial o en la guerra de Vietnam... Es cierto. Pero también lo es que EEUU es una de las patrias del liberalismo democrático, que ha contribuido a extender la idea de libertad por el mundo, que nunca ha tenido colonias, que ha contribuido a salvar a Europa del nazismo y contuvo el expansionismo soviético, también en Europa, o que ha contribuido más que nadie a que Milosevic no sea ya el señor de los Balcanes. EEUU es el racismo sudista, pero también la patria de la filosofía de Dewey, es el integrismo religioso de la Nueva Derecha, y, también, la cuna del gran cine clásico que amamos. ¿Y bien? No puedo mirar el mundo, sea EEUU, Europa o España, con lentes equívocas que me ciegan y obstruyen mis focos de visión. No puedo ser anti-norteamericano porque sería tanto como rechazar parte de mis propias raíces culturales y políticas. Lo que tenemos que hacer respecto a EEUU, como respecto a cualquier otro gobierno o sociedad, es apoyarle cuando son víctimas del terror, cooperar con sus fuerzas progresistas, y rechazar cualquier política o actuación contraria a los principios de libertad y de igualdad.

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